PRESENTACIÓN




Ángel María Garibay Kintana
(1892-1967)


Religioso, filólogo e historiador mexicano. Nacido en Toluca (estado de México), inició su formación eclesiástica a los 14 años y se especializó en el estudio de la cultura náhuatl y de la literatura griega clásica. Tras ejercer como párroco en distintas localidades de su estado natal, en 1941 se trasladó a la ciudad de México, en cuya basílica de Guadalupe ejerció como canónigo. Se le considera el iniciador de las investigaciones científicas acerca de la literatura náhuatl. Su interés por el mundo indígena precolombino y por las culturas de la antigüedad clásica se plasmó en su dominio de las lenguas náhuatl, otomí, latina, griega y hebrea, así como de los idiomas modernos más destacados.


Algunas evidencias que dan muestra de las actividades realizadas durante nuestra jornada de práctica.





Jardín de Niños Ángel María Garibay Kintana


VISION:Crear una institución transformadora y comprometida con el proceso educativo de los alumnos de nivel preescolar, a fin de favorecer el desarrollo de las competencias comunicativas básicas (escuchar, hablar, leer y escribir) para generar conocimientos y aprendizajes significativos que le permitan al niño integrarse de manera natural a su contexto social.
Proporcionando un servicio de calida educativo, de excelencia basado en el profesionalismo, la ética, la responsabilidad y sobre todo el trabajo en equipo.




MISION:
Potenciar a través del desarrollo de habilidades comunicativas básicas el desarrollo del pensamiento lógico, la resolución de problemas y la creatividad, procesos de aprendizaje que le permite al niño enfrentarse a los nuevos desafíos que la sociedad requiere, para lo cual es preponderante que el docente tenga en cuenta que su labor debe estar sustentada con base a la perspectiva de una educación integral asumida como una tarea y responsabilidad colectiva.



VALORES COMPARTIDOS:

Con la finalidad de multiplicar las finalidades de generar diversos conocimientos y estimular el aprendizaje consideramos importante fortalecer los valores humanos como la responsabilidad, compromiso y respeto para que docentes, alumnos y padres de familia cumplan adecuadamente dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje de acuerdo al papel que les compete. La igualdad, la justicia y el bien común con la finalidad de brindarle la oportunidad de manera equitativa a todos y cada uno de nuestros alumnos en el desarrollo de las habilidades y capacidades, fomentando la justicia dándole a cada uno lo que necesita respetando los diferentes estilos de aprendizaje y para el logro de desarrollo integral de nuestros alumnos. Con la practica constante de estos valores entre la comunidad escolar estaremos logrando que los niños crezcan siendo mas tolerantes, que tengan amor a la Patria, que se conduzcan con honestidad, , sean solidarios, se fomente el compañerismo y, la amistad en los momentos necesarios, permitiéndoles integrarse adecuadamente a su contexto social.







MI FORMACION DOCENTE: Una mirada para la mejora

(PAMELA GRIL)

Echando un vistazo hacia los primeros semestres de mi formación inicial en verdad me doy cuenta que mi manera de pensar y los propósitos que tenia distaban mucho de las concepciones que ahora tengo, pues creía que esto de estar con los niños era cosas de juego y entretenerlos, pero todo lo contrario, considero que ellos me entretienen a mi, me mantienen ocupada, no ociosa y útil al estar pensando de que manera puedo atender a sus necesidades e intereses para que desarrollen competencias, pero sobre todo cada día aprendo más cosas por el simple motivo y gusto de darme hacia ellos.

Y considero como por algún lado e oído “que después de leer un libro uno no puede pensar ni actuar igual”, así que después de leer tantos textos en las diversas signaturas y darme cuenta de todo lo que implica el involucrarse en esta aventura de trabajar con los niños en edad preescolar: una de dos o se deserta y nos creemos incapaces o decidimos tomar la oportunidad de ser parte de la vida de muchos pequeños dejando huella de una buena y eficaz intervención, yo prefiero lo segundo con ello confirmo mi vocación y tomo la responsabilidad de formarme como licenciada en educación preescolar y porque no, proyectarme desde este momento como profesional de la educación a través del gran bagaje de conocimientos y experiencias que iré adquiriendo durante los largos años de trabajo en este campo.

A partir de esta postura lo que seguiré retomando para fortalecer mis competencias docentes es tener una actitud reflexiva, mejor dicho, para darme a entender citaré mi frase de aliento construida en la pasada jornada de observación y práctica docente III, “me es necesario estar dispuesta a insertarme al proceso de reflexión, es decir, ser lo suficientemente crítica sobre mi manera de pensar, decir y actuar para llegar a ser congruente en mi intervención”, construida a partir de esa dinámica de trabajo que se llevo dentro de la asignatura, la reflexión constante, esta frase fue creada a partir de darme cuenta de que es necesario que en cualquier ámbito que nos movamos ser coherentes, sobre todo como docente pues existen expectativas sobre nuestra manera de hacer, decir, y saber. Todo esto me empujaba a la necesidad de establecerme un reto pues como lo dice John Dewey “la acción reflexiva necesita de tres actitudes básicas a llevar acabo, la primera Mente Abierta que implica tener un deseo de escuchar varios puntos de vista y reconocer la posibilidad de estar equivocado, la segunda Responsabilidad es considerar con mucha atención las consecuencias de cada acción y por último la Honestidad es conservar una actitud de que siempre se puede aprender algo nuevo y tener cuidado de llevar a cabo las otras dos actitudes”[1].

Por tal motivo, considerando la oportunidad que se me brinda para intervenir y mejorar, he detectado algunas necesidades que debo fortalecer. Una de ellas es mantener mi nivel de conducción durante las actividades y durante toda la jornada de principio a fin.

Tratando de buscar el porqué me ocurre esto, llego a la conclusión de que me hace falta mayor seguridad al dirigirme y hablar con los niños, además de que me impone un poco el sentirme observada por la titular del grupo y en algunas otras ocasiones por los docentes de la escuela normal, lo que me ocasiona titubeos en lo que voy desarrollando con los niños y en ocasiones no llevar a cabo o pasar por alto algunas cosas previstas en mi planeación, pero revisando algunos textos encuentro que debo situarme en mi papel de creer en mi y que los pocos o muchos elementos y conocimientos con los que cuento me sustentan, pero de no ser así para ello están esas personas que me ponen nerviosa al observarme para darme su opinión ayudándome a crecer, sobre todo estar conciente como ya lo mencione que la razón de mi intervención y tiempo son los niños, pues ellos esperan “una maestra confiada y relajada al hablar, que refuerce sus palabras con gestos, expresiones faciales, movimientos y tonos de voz, es decir, tome actitudes que demuestren que se preocupa por ellos y confía en su capacidad de aprender” (Joan Dean)[2].

Una segunda necesidad es detectar cuales son las necesidades e intereses que presentan los niños y poder conjuntarlas para diseñar actividades que atiendan a las tales, por lo que primeramente debo tener claro qué es una necesidad y qué un interés; investigando llegue a la idea que:

“NECESIDAD: considero que es atender o dar respuesta a alguna habilidad que él o los niños tienen que desarrollar, la cual les permitirá seguir avanzando en su desarrollo de competencias”.

“INTERES: hace referencia a la curiosidad, afinidad o pasión de un niño por un asunto, habilidad o tema determinado, algo que quisiera conocer o saber más”[3]. (Carol Ann Tomlinson).

Partiendo de esto considero que debo poner en juego mi tacto pedagógico en el sentido de comprender al otro como sujeto, ponerme en el lugar de los niños, mantenerme alerta y expectante, estar abierta a escucharlos, entenderlos y conocerlos, esto a través de realizar una evaluación diagnóstica que me arroje elementos para lograr dar contestación a estos conceptos, (conocer cuales son sus intereses y necesidades).

También para planear en función de esto, debo tomar en cuenta la diversidad (las diferencias individuales culturales, sociales, de actitud, carácter y los ritmos de aprendizaje) permitiendo con ello que se dé un aprendizaje colaborativo.

Estas últimas ideas de conocer las necesidades e intereses de los niños y tomar en cuenta la diversidad, responde a una tarea necesaria e importante que debo llevar a cabo y que es el punto de partida para mi intervención “la contextualizaciòn”,es decir, cuando nos enfrentamos a una experiencia nueva, un sitio diferente al habitual o con una persona ajena a nosotros comúnmente tendemos a querer conocer acerca de ello, por lo que nos damos a la tarea de utilizar nuestros sentidos para percibir y recibir toda la información necesaria que nos permitirá tener un panorama general de lo que pasa y que esta información nos sirva como un mecanismo de seguridad para no sentirnos extraños o fuera de lugar.

De igual manera cada vez que asisto a una jornada de observación y práctica a un jardín de niños me surge la necesidad de conocer a la comunidad, escuela, las personas, sus tareas, ideas, relaciones, es decir, todo ese ambiente predeterminado al que e llegado y tengo que integrarme.

Por lo que esto me lleva a “contextualizar, situarme en ese determinado contexto o entorno para conocerlo”[4] y comprender el porque de lo que sucede en esa comunidad y que influencias hay de este sobre las tareas y trabajo que se lleva a cabo dentro del jardín de niños.

La tercera y ultima necesidad que aun no logro concretar es el realizar indicadores para la evaluación de los niños que den cuenta del logro de el o los propósitos que establecí para alcanzar en mi planeaciòn. Y cabe decir que esta es una habilidad importante que debe poseer un docente pues la información que se recoge, organiza e interpreta sirve de base para generar la reflexión además para diseñar, planificar o modificar el trabajo en función de las características de los niños.

A pesar de las debilidades que encuentro sobre mi formación inicial considero de suma importancia decir que no siempre una práctica o el trabajo con los niños es perfecta pues como profesionales de la educación que estamos en constantes procesos de mejora y transformación de nuestra tarea docente siempre hay partes que pulir, y ya sea que no salgan las cosas como uno quisiera o si salgan, existan elementos externos que nos interfieran, siempre que allá una equivocación o deficiencia hay que verle el lado positivo, pues una experiencia exitosa o grata no se cataloga como buena o mala sino más cabria preguntarse al final ¿qué pude aprender o substraer de esa situación?.

De lo que estoy segura es que no soy una novata, es decir, creo que voy a intervenir porque tengo capacidad para hacer las cosas sino excelentes por lo menos bien, pues siempre se saca algo bueno de cada experiencia.

“El que no se cae como va aprender a levantarse”


[1] Zeichner, Kenneth M. y Daniel P. Liston (1996), “Raíces históricas de la enseñanza reflexiva”, en Reflective Teaching. An Introduction, Nueva Jersey, Lawrence Eribaum Associates, pp. 8-18.

[2] Dean, Joan, “Habilidades de Comunicación”, en La organización del aprendizaje en la educación primaria, pp. 79-81.

[3] Tomlinson, Carol Ann (2001), “Elementos constitutivos de la diversificación” y “Estrategias docentes que apoyan la diversificación”, en El aula diversificada: dar respuesta a las necesidades de todos los estudiantes, Pilar Cercadillo (trad.), México, Octaedro/SEP (Biblioteca para la actualización del maestro), pp. 29-40 y 113-133.

[4] Larousse diccionario enciclopédico 2000, Marta Bueno, et. al., Ed. Larousse.